Mentiría si dijese que no me siento abrumado por las muestras de solidaridad y apoyo recibidas a lo largo de estos días. Abrumado y contento, porque simplemente con ver las firmas que se han ido sumando tanto en forma de artículos, posts, comentarios o correos privados entre las que se encuentran la práctica totalidad de lo que hace algunos días denominé los pesos pesados de la blogosfera taurina, a las que hay que añadir la de otra serie de aficionados cabales que, sin tener un blog, son sobradamente conocidos en la misma por su reputación y su solvencia, cualquier mal momento, por amargo que sea, queda paliado al comprender que no estás solo y que los esfuerzos y sinsabores que, a veces, sólo a veces, te hacen flaquear y te dejan el ánimo un poquito tocado, sí merecen la pena. Me gustaría que todos tuvieseis una respuesta por mi parte a lo que habéis escrito en los diversos lugares que dejasteis vuestras impresiones. En primer lugar sí quisiera, ante todo, decirle a la Señora Condesa que nada más lejos de mi intención que borrarla del mapa. No es mi estilo, y que se produzca un desencuentro, de la índole que sea, nunca será motivo para que yo desee mal a nadie y menos a ese extremo.
A los amigos Marcelo Fortín y Pedro García Macías por sus comentarios y, sobre todo, por susartículos en El Chofre, Miguel Machimbarrena, Betialai (publicado también en Opsenopina) y Lo que no pué ser, no pué ser y además es imposible, respectivamente, decirles que mi gratitud es equivalente a lo que ellos se han pasado en sus escritos en cuanto a elogios hacia mí, o lo que es lo mismo: una barbaridad. A Leti, que le sorprendió toda la movida con un pie en la escalerilla del avión, agradecerle el haber sacado tiempo para colgar un post en su Políticamente Incorrecto y sus comentarios que, además, tocan un punto que tampoco ha pasado desapercibido para otros, como es la debilidad y la falta de coherencia de los que, teóricamente, remamos en una misma dirección ante los ataques de la gentucilla afín al taurineo, a veces, añado, teledirigidos y enviados para sembrar discordia por los propios taurinos y sus camarillas. Lo mismo que a Javier Sanz, que con su breve post en Toro, Torero y Afición fue lo suficientemente elocuente, sintiendo enormemente no haber podido responder a sus dos llamadas telefónicas, aunque si pude escuchar su mensaje de ánimo en mi buzón de voz. Gracias, también, a Dealvaro, Jabonero, Vicente Albasarreda, Lupimón, que habéis sabido calibrar y entender mi reacción y que, anteponiendo tal vez sentimientos encontrados, disteis un paso al frente para mojaros y poneros al lado de lo que considerasteis justo. Huelga decir que Juan Antonio Hernández, al que tuve que frenar desde el primer momento, ha permanecido desde el principio a mi lado y que, al final, no se ha podido reprimir dejando, como siempre, un atinado comentario. Las palabras de ese pedazo de aficionado que es Eneko Andueza vinieron al final, como bálsamo que todo lo cura, para restañar definitivamente lo poco que quedaba de una pequeña herida. Gracias, en fin, a los que a través del correo electrónico me habéis expresado vuestra solidaridad y a los que no voy a citar, porque habiéndolo hecho de esa forma supongo, que por la razón que sea, queréis preservar la intimidad.
A Rosa Jiménez Cano, comentarle que me sorprende volver a verla por mi blog, después de tanto tiempo, y que, respetando su decisión de no querer escribir de toros, no creo que toda esta historia obedezca a ninguna respuesta, ni que se haya producido, en este caso, por movernos en un mundo cainita. Y es que aquí no se ha producido ningún enfrentamiento entre aficionados por discrepancias, diferencias de criterio o porque alguien haya querido que sus opiniones prevaleciesen por encima de las de otro. No ha habido tal cosa porque a quienes han insultado, calumniado, intentado sembrar la duda y hacer daño, pienso que nadie con un poco de sentido común los puede calificar como tales, ni atribuirles semejante condición. ¿Dónde y cuándo han hecho los Kaparras, Pasmaos o Cortinares un solo comentario, han dado una opinión que merezca que nadie pueda considerarlos como aficionados?. Aficionados, ¿a qué?. Uno a entrar por los blogs escribiendo groserías, utilizando un humor grueso y soez, propio de patanes, e interrumpiendo con sus inoportunidades y sus zafias chavacanadas que a nadie le interesan los posibles debates que se podían estar produciendo. Otro, faltón, arrogante, poseído de un fanatismo irracional por un torero del que no admite la más mínima crítica, negando si es preciso la evidencia, y permitiéndose el lujo de descalificar a todo aquel que no piensa como él, esgrimiendo como únicos argumentos su forofismo, similar al de un hooligan de fútbol, y su propia necedad e ignorancia. Y un tercero propenso a realizar preguntas que desvían por otros derroteros los temas que se están tratando, que saca de contexto las respuestas, o sin aportar ningún argumento razonable pone en tela de juicio comentarios atinados y cabales realizados por gente de solvencia y contrastados conocimientos, rematando su intervención con alguna simpleza.
No ha habido cainismo; más bien al contrario se ha demostrado, como en otras ocasiones, que el aficionado de una pieza -que para nada tiene que ver con el taurino, ni con el taurineo- ha reaccionado dando un paso en la misma dirección y que, dejando al margen cualquier otra consideración, se ha sentido molesto e insultado en sus carnes cuando se ha atacado a alguien que junto a ellos rema en la misma dirección. Y ésto es lo que nos debe dar fuerza y confianza, lo que nos tiene que hacer creer que todavía tenemos opciones para poder con los verdaderos enemigos de la fiesta. Esta gentuza, como los tres individuos que han dado origen a toda esta movida, y los que agazapados –todavía quedan unos cuantos que están en la mente de todos- esperan la ocasión para, desde donde pueden o donde les cobijan y con su silencio se convierten en cómplices o colaboradores necesarios, seguir intoxicando, confundiendo, sembrando discordia, torpedeando a los que intentan mantener la verdad de esa fiesta y luchan por su integridad y su pureza, poco van a poder hacer si se topan con un muro compacto, edificado desde las mismas convicciones por una serie de gente que, aún, con sus particularidades, sus preferencias, sus gustos, sus lógicas diferencias y hasta sus naturales discrepancias pelean por un idéntico objetivo. Abrumado y contento, decía al principio, porque además de que es gratificante, y en este caso impactante, el poder comprobar que no estás solo y que la práctica totalidad de la gente, por la que has apostado desde siempre ha demostrado a las claras quien es quien en todo este mundillo, y porque después de visto lo visto y leído lo leído creo que con personas como vosotros, todavía podemos seguir teniendo de par en par abierta la puerta a la esperanza. Gracias, amigos.
A los amigos Marcelo Fortín y Pedro García Macías por sus comentarios y, sobre todo, por susartículos en El Chofre, Miguel Machimbarrena, Betialai (publicado también en Opsenopina) y Lo que no pué ser, no pué ser y además es imposible, respectivamente, decirles que mi gratitud es equivalente a lo que ellos se han pasado en sus escritos en cuanto a elogios hacia mí, o lo que es lo mismo: una barbaridad. A Leti, que le sorprendió toda la movida con un pie en la escalerilla del avión, agradecerle el haber sacado tiempo para colgar un post en su Políticamente Incorrecto y sus comentarios que, además, tocan un punto que tampoco ha pasado desapercibido para otros, como es la debilidad y la falta de coherencia de los que, teóricamente, remamos en una misma dirección ante los ataques de la gentucilla afín al taurineo, a veces, añado, teledirigidos y enviados para sembrar discordia por los propios taurinos y sus camarillas. Lo mismo que a Javier Sanz, que con su breve post en Toro, Torero y Afición fue lo suficientemente elocuente, sintiendo enormemente no haber podido responder a sus dos llamadas telefónicas, aunque si pude escuchar su mensaje de ánimo en mi buzón de voz. Gracias, también, a Dealvaro, Jabonero, Vicente Albasarreda, Lupimón, que habéis sabido calibrar y entender mi reacción y que, anteponiendo tal vez sentimientos encontrados, disteis un paso al frente para mojaros y poneros al lado de lo que considerasteis justo. Huelga decir que Juan Antonio Hernández, al que tuve que frenar desde el primer momento, ha permanecido desde el principio a mi lado y que, al final, no se ha podido reprimir dejando, como siempre, un atinado comentario. Las palabras de ese pedazo de aficionado que es Eneko Andueza vinieron al final, como bálsamo que todo lo cura, para restañar definitivamente lo poco que quedaba de una pequeña herida. Gracias, en fin, a los que a través del correo electrónico me habéis expresado vuestra solidaridad y a los que no voy a citar, porque habiéndolo hecho de esa forma supongo, que por la razón que sea, queréis preservar la intimidad.
A Rosa Jiménez Cano, comentarle que me sorprende volver a verla por mi blog, después de tanto tiempo, y que, respetando su decisión de no querer escribir de toros, no creo que toda esta historia obedezca a ninguna respuesta, ni que se haya producido, en este caso, por movernos en un mundo cainita. Y es que aquí no se ha producido ningún enfrentamiento entre aficionados por discrepancias, diferencias de criterio o porque alguien haya querido que sus opiniones prevaleciesen por encima de las de otro. No ha habido tal cosa porque a quienes han insultado, calumniado, intentado sembrar la duda y hacer daño, pienso que nadie con un poco de sentido común los puede calificar como tales, ni atribuirles semejante condición. ¿Dónde y cuándo han hecho los Kaparras, Pasmaos o Cortinares un solo comentario, han dado una opinión que merezca que nadie pueda considerarlos como aficionados?. Aficionados, ¿a qué?. Uno a entrar por los blogs escribiendo groserías, utilizando un humor grueso y soez, propio de patanes, e interrumpiendo con sus inoportunidades y sus zafias chavacanadas que a nadie le interesan los posibles debates que se podían estar produciendo. Otro, faltón, arrogante, poseído de un fanatismo irracional por un torero del que no admite la más mínima crítica, negando si es preciso la evidencia, y permitiéndose el lujo de descalificar a todo aquel que no piensa como él, esgrimiendo como únicos argumentos su forofismo, similar al de un hooligan de fútbol, y su propia necedad e ignorancia. Y un tercero propenso a realizar preguntas que desvían por otros derroteros los temas que se están tratando, que saca de contexto las respuestas, o sin aportar ningún argumento razonable pone en tela de juicio comentarios atinados y cabales realizados por gente de solvencia y contrastados conocimientos, rematando su intervención con alguna simpleza.
No ha habido cainismo; más bien al contrario se ha demostrado, como en otras ocasiones, que el aficionado de una pieza -que para nada tiene que ver con el taurino, ni con el taurineo- ha reaccionado dando un paso en la misma dirección y que, dejando al margen cualquier otra consideración, se ha sentido molesto e insultado en sus carnes cuando se ha atacado a alguien que junto a ellos rema en la misma dirección. Y ésto es lo que nos debe dar fuerza y confianza, lo que nos tiene que hacer creer que todavía tenemos opciones para poder con los verdaderos enemigos de la fiesta. Esta gentuza, como los tres individuos que han dado origen a toda esta movida, y los que agazapados –todavía quedan unos cuantos que están en la mente de todos- esperan la ocasión para, desde donde pueden o donde les cobijan y con su silencio se convierten en cómplices o colaboradores necesarios, seguir intoxicando, confundiendo, sembrando discordia, torpedeando a los que intentan mantener la verdad de esa fiesta y luchan por su integridad y su pureza, poco van a poder hacer si se topan con un muro compacto, edificado desde las mismas convicciones por una serie de gente que, aún, con sus particularidades, sus preferencias, sus gustos, sus lógicas diferencias y hasta sus naturales discrepancias pelean por un idéntico objetivo. Abrumado y contento, decía al principio, porque además de que es gratificante, y en este caso impactante, el poder comprobar que no estás solo y que la práctica totalidad de la gente, por la que has apostado desde siempre ha demostrado a las claras quien es quien en todo este mundillo, y porque después de visto lo visto y leído lo leído creo que con personas como vosotros, todavía podemos seguir teniendo de par en par abierta la puerta a la esperanza. Gracias, amigos.
2 comentarios:
Soy un joven abonado de Las Ventas y es un placer pasarme casi a diario tanto por su blog como por el de muchos de los que aqui enlaza. No se de donde viene esta disputa, pero le doy mi apoyo, porque gracias a usted y a muchos como usted los jóvenes podemos aprender lo que realmente significa esta fiesta, por encima de las manipulaciones de los taurinos.
Basta un par de visitas a su blog para "abrir los ojos" y descubrir la grandeza de esta fiesta que nos quieren quitar los taurinos.
Espero que siga con este blog mucho tiempo, pues seremos muchos los que le estaremos agradecidos.
Un saludo
Gracias por tus palabras y por tu ánimo, Abraham. Seguiremos intentando hacer lo que se pueda, a pesar de las zancadillas,las interferencias y las trampas en el camino, que todos sabemos, no es difícil adivinar, de dónde proceden
Un saludo.
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