Bien es cierto que me resistí todo lo que pude. Nos vamos haciendo cómodos y la responsabilidad añadida de tener que compartir tus ratos, algunos momentos de tu existencia, con un ser vivo que depende de ti a veces asusta y hace que nos busquemos mil excusas que, por lo general, nunca nos acabamos de creer del todo, pero que nos sirven de escudo protector contra nosotros mismos. Hace una semana que está en casa y es increíble que ya parezca que nos conocemos desde siempre. Llegó con la timidez y el lógico temor de quien en unas horas se ve arrancada de un entorno donde ha vivido sus cuatro primeros meses de vida con la placidez propia que le dieron sus padres y sus hermanos de camada y la buena gente que se ocupó de ella, hasta que decidieron que había llegado el momento de seguir por distinto camino. Ahora, ya ha tomado posesión y ha hecho suyos aquellos rincones que más le han gustado y empieza a comprender que día a día tiene más fácil el convertirse en reina.
Lady Startdust, como la canción de David Bowie, que ha pasado a convertirse por aquello de la brevedad en Dusty, una Golden Retriever color arena, de pura raza según consta en su cartilla sanitaria, aunque dado su carácter y su forma de ser daría exactamente lo mismo que hubiera sido cualquier cosa, nueva en esta plaza. De momento juega y se divierte, come como un aspirador, pierde algún diente de leche y duerme muchísimo, soñando en aquellos prados verdes de su caserío de Munguía que acaba de dejar atrás, donde hasta hace pocos días perseguía patos y gallinas, y en hacerse una perra urbanita donde sólo se le va a pedir que sea feliz y siga conservando ese brillo de inteligencia y esa expresión de lealtad en su mirada que rezuma bondad. Seguramente, de vez en cuando, -por eso de que todo no van a ser cabreos taurinos y políticos- se asomará a las páginas del blog para, como hace hoy, mandaros su saludo.
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2 comentarios:
Una preciosa dama, Beti, sí señor... Dale una caricia de mi parte.
Di que si Beti, que yo me resistía también a tener un perrillo en casa. Desde Navidades tenemos un cocker, de nombre Charly... y que quieres que te diga, uno de los mejores regalos de Navidad. Da alegría a la casa. Además, nos lo dieron sólo con un mesecito... ahora, con casi 4 es un hombretón en la casa... jejejejeje. (Y eso que sus trastadas nos ha hecho y nos hace, eh??)
Y por cierto, tu perrita, preciosa. Déjanos verla de vez en cuando.
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