En 1969 un grupo de poetas guipuzcoanos de diversas edades y muy distintas formas de pensar creamos un grupo de poesía, Lagunak (Amigos), con el fin de intentar hacer llegar ésta a la gente. El título de un poema de nuestro paisano Gabriel Celeya, La poesía es un arma cargada de futuro, nos motivó para, en primer lugar, promocionar un género literario que fuera de unos cauces muy comerciales en el que sólo tenían cabida las clásicos o algunos autores archiconocidos, no llegaba al público. En segundo, porque la situación política que se vivía requería que el mensaje de muchos, algunos ya conocidos y callados por el régimen, otros desconocidos que tenían mucho que decir, pudiese ser escuchado por todos. Comenzamos dando recitales allí donde pudimos y nos dejaron, algunas veces clandestinos, otras semitolerados y siempre con la cruz y la espada de Damocles de la censura y el TOP (Tribunal de Orden Público) pendiendo sobre nuestras cabezas. Pero para que aquello tuviese una mayor difusión y poder llegar a más gentes, necesitábamos un vehículo que pudiese facilitarnos esa labor. A primeros de enero de 1970 me entrevisté con Iñaki Gabilondo, en aquellas fechas director de Radio San Sebastián (S.E.R.), y de aquella entrevista surgió Despierta el alma dormida, un programa dedicado exclusivamente a la poesía, que tuve el honor de dirigir y presentar a lo largo de casi tres años todos los lunes de 23:30 a 00:00 horas.
Durante esa media hora semanal, en ese tiempo, sucedieron muchas cosas y habría cien mil anécdotas que contar. Pero lo importante fue que pudimos dar a conocer a nuestros oyentes, además de una serie de poetas consagrados a otra serie de autores completamente desconocidos, bien porque la mordaza del franquismo impedía que salieran a la luz, bien porque al no tener, apenas o incluso, nada publicado sus obras se veían condenadas a dormir perpetuamente en un cajón. Poco se pudo rescatar de aquel programa que, además, se hacía en riguroso directo; los medios técnicos de esos años desgraciadamente no eran los de ahora y los que había no estaban al alcance de todos. Sin embargo, a mi paso por otras emisoras siempre he tratado en ellas de hacer algún remake y recordar aquellos tiempos, un pequeño vicio el volver a los orígenes, y al final conseguí recopilar medio centenar de poemas de diversos autores, que incluso vieron la luz en un CD de edición limitada, para los amigos, que se terminó de hacer con un año de retraso sobre lo previsto. La idea era que coincidiese con los XXV años de un histórico recital que di en el Paraninfo del Campus de Deusto en San Sebastián, un 18 de diciembre de 1975, antes de cumplirse un mes de la muerte de Franco. Histórico no porque fuese yo quien se subía al escenario, sino porque burlando a la censura oficial y a la de los Jesuitas, propietarios del recinto, Machado, Blas de Otero, Neruda, Celaya, Miguel Hernández, Salvador Espriu, Alberti, o García Lorca, estuvieron presentes aquella noche ante las más de mil personas que allí se dieron cita.
Durante esa media hora semanal, en ese tiempo, sucedieron muchas cosas y habría cien mil anécdotas que contar. Pero lo importante fue que pudimos dar a conocer a nuestros oyentes, además de una serie de poetas consagrados a otra serie de autores completamente desconocidos, bien porque la mordaza del franquismo impedía que salieran a la luz, bien porque al no tener, apenas o incluso, nada publicado sus obras se veían condenadas a dormir perpetuamente en un cajón. Poco se pudo rescatar de aquel programa que, además, se hacía en riguroso directo; los medios técnicos de esos años desgraciadamente no eran los de ahora y los que había no estaban al alcance de todos. Sin embargo, a mi paso por otras emisoras siempre he tratado en ellas de hacer algún remake y recordar aquellos tiempos, un pequeño vicio el volver a los orígenes, y al final conseguí recopilar medio centenar de poemas de diversos autores, que incluso vieron la luz en un CD de edición limitada, para los amigos, que se terminó de hacer con un año de retraso sobre lo previsto. La idea era que coincidiese con los XXV años de un histórico recital que di en el Paraninfo del Campus de Deusto en San Sebastián, un 18 de diciembre de 1975, antes de cumplirse un mes de la muerte de Franco. Histórico no porque fuese yo quien se subía al escenario, sino porque burlando a la censura oficial y a la de los Jesuitas, propietarios del recinto, Machado, Blas de Otero, Neruda, Celaya, Miguel Hernández, Salvador Espriu, Alberti, o García Lorca, estuvieron presentes aquella noche ante las más de mil personas que allí se dieron cita.
Por éso lo de XXVI años después, algo que choca porque, obviamente, no se trata de una cifra redonda. Ahora, tras estar perdidos después de la última mudanza, los pocos CD’s que quedaban, he conseguido recuperar uno y a pesar de que la calidad de las grabaciones no es para tirar cohetes, que en algunos poemas al volverlos a escuchar me encuentro sencillamente lamentable, me gustaría de vez en cuando compartir alguno de ellos con vosotros y de esa forma rendir un pequeño homenaje a aquel programa, que aunque de alguna manera fuese mío era de muchos porque sin sus aportaciones jamás hubiese sido posible, y a todos aquellos que con su palabra consiguieron, en tiempos duros y difíciles, prender una chispa de luz y de esperanza en tanta gente. Y para inaugurar esta, llamémosle sección, os dejo el poema con el que siempre he abierto mis recitales. Una rima de Bécquer, la XXXIX, un poeta romántico, por muchos considerado cursi y ñoño, pero al que hay que analizar dentro de su tiempo, de la época en la que le tocó vivir, y que si le llegas a conocer a fondo es bastante menos superficial y mucho más trascendente de lo que a simple vista parece. Si no hay excesivas protestas por vuestra parte, prometo que habrá más.
5 comentarios:
Amigo Beti, por mi parte no hay protesta ninguna. A mi me ha encantado, sigue con ello.
Un besazo
¿Protestas? Súplicas para que sigas publicando. Por favor.
Certifico los comentarios de Alma y Opsen
LUPIMON
Bueno, aunque no se puede decir que haya habido un excesivo número de adhesiones a la idea, al menos si que parece que hay un cierto consenso entre los que habéis opinado. Así que, Alicia, Marcelo y Luis, seguiremos adelante, aunque luego si los lectores del blog se querellan contra vosotros y terminan por reclamaros daños y perjuicios, yo, me llamo Andana.
Continua con la iniciativa Beti, por favor.
Publicar un comentario