Hacía mucho tiempo que no veía una cosa así. Al lado de los carteles oficiales que anuncian la Semana Grande 2008 se han colocado unos afiches que publicitan a uno de los toreros actuantes especificando el día y la hora en que hará acto de presencia en la plaza de Illumbe. Sí recuerdo que esta costumbre estuvo bastante en boga a lo largo 
de la década de los sesenta cuando algunos toreros, generalmente de segunda fila, hacían colocar su foto en grandes dimensiones cerca de las taquillas y de las plazas donde debían realizar el paseíllo. En este caso quien recurre a estos antiguos métodos es El Maniquí que, junto con Eduardo Gallo y Hermoso de Mendoza, se acartela para la corrida mixta del 15 de agosto, la fecha cumbre de la Aste Nagusia donostiarra. Una fecha en la que en tiempos lejanos se llenaba el viejo coso de El Chofre, se diese lo que se diese, y que los empresarios solían aprovechar para confeccionar unas combinaciones algo más baratas para, supongo, aliviar un poco los gastos de una feria en la que las máximas figuras del momento se anunciaban, al menos, un par de tardes. Gregorio Sánchez, Joaquín Bernadó, Andrés Vázquez, César y Curro Girón, Fermín Murillo, Miguelín, o el mismo Antonio Bienvenida, diestros de reconocido prestigio, aunque con un caché no tan elevado como los grandes monstruos sagrados de la época, solían ser asiduos el día de la Virgen en festejo muchas veces abierto por un rejoneador, pero en 
el que solían lidiarse siete toros. Otros tiempos, insisto, diferentes a los actuales en los que se despacha a los aficionados con el número de los caballitos, un torero que a nadie le interesa pero al que apodera la empresa y un figurín del papel couché, producto del marketing, fenómeno mediático, que además pone por su cuenta, tal vez con el patrocinio de Armani, su granito de arena para promocionar tan magnifico espectáculo. ¿Y los toros?. Para lidia ordinaria se anuncian bureles de El Tajo y de La Reina, que no es otra cosa que los segundos hierros de José Miguel Arroyo “Joselito” y Enrique Martín Arranz respectivamente, por lo que ni siquiera se va a perder el tiempo en enlotar, así que si os parece lo dejamos. Y es que al margen de todo, ¿a quién coño le va importar este nimio detalle del ganado?.
de la década de los sesenta cuando algunos toreros, generalmente de segunda fila, hacían colocar su foto en grandes dimensiones cerca de las taquillas y de las plazas donde debían realizar el paseíllo. En este caso quien recurre a estos antiguos métodos es El Maniquí que, junto con Eduardo Gallo y Hermoso de Mendoza, se acartela para la corrida mixta del 15 de agosto, la fecha cumbre de la Aste Nagusia donostiarra. Una fecha en la que en tiempos lejanos se llenaba el viejo coso de El Chofre, se diese lo que se diese, y que los empresarios solían aprovechar para confeccionar unas combinaciones algo más baratas para, supongo, aliviar un poco los gastos de una feria en la que las máximas figuras del momento se anunciaban, al menos, un par de tardes. Gregorio Sánchez, Joaquín Bernadó, Andrés Vázquez, César y Curro Girón, Fermín Murillo, Miguelín, o el mismo Antonio Bienvenida, diestros de reconocido prestigio, aunque con un caché no tan elevado como los grandes monstruos sagrados de la época, solían ser asiduos el día de la Virgen en festejo muchas veces abierto por un rejoneador, pero en 
el que solían lidiarse siete toros. Otros tiempos, insisto, diferentes a los actuales en los que se despacha a los aficionados con el número de los caballitos, un torero que a nadie le interesa pero al que apodera la empresa y un figurín del papel couché, producto del marketing, fenómeno mediático, que además pone por su cuenta, tal vez con el patrocinio de Armani, su granito de arena para promocionar tan magnifico espectáculo. ¿Y los toros?. Para lidia ordinaria se anuncian bureles de El Tajo y de La Reina, que no es otra cosa que los segundos hierros de José Miguel Arroyo “Joselito” y Enrique Martín Arranz respectivamente, por lo que ni siquiera se va a perder el tiempo en enlotar, así que si os parece lo dejamos. Y es que al margen de todo, ¿a quién coño le va importar este nimio detalle del ganado?.
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