viernes, 8 de febrero de 2008

NO ME CANSO

Lo que son las cosas. Después de los últimos dos mítines dados por El Mesías en México (Jalostotitlán e Insurgentes), ni Dios ha sido capaz de abrir la boca o a liarse a aporrear el tecleado mostrando su parecer al respecto. Que algún plumilla, no sé si plumoso y aficionado al vino, se dedique a desparramar la vista hacia otro lado y a escribir sobre el misterio que hay en la mirada de un torero me parece normal, cada uno es muy dueño, dado el caso, de perder aceite como, por donde y cuando le dé la gana. Algunos otros proclives a emular, pegando las consabidas espantadas, al hortera que, eso sí, tiene un arte que no se pué aguantá, hace tiempo que no dicen ni Pamplona y permanecen missings. Hay quien, además de ser flaco de memoria y tener un principio de Alzheimer a la hora de acordarse de gente que conoció en su día y le apoyó cuando era menos de lo que es ahora, que tampoco es mucho, que parece tampoco se entera, o no quiere enterarse, de lo que vale un peine. Y, otras gentes que van proclamando su amor por la fiesta y su vitola de incorruptibles, y que no pongo en duda que así sea, lo que les ha acarreado ser integrantes de algunas listas negras, no se pronuncian por aquello de las simpatías y el cariño que sienten por el que venía, como llovido del cielo, a redimirnos.

Los forofos, los hooligans histéricos, que suelen entrar furibundamente cuando consideran que se ataca de manera injustificada a su torero, callan como putas -cada uno habla y calla como lo que es- y prefieren, supongo, dejar sus estúpidas alegaciones, siempre realizadas desde el más feroz y puro partidismo, carentes sistemáticamente de argumentos, para cuando pase la tormenta y puedan loar y hacer glosa del idolillo de pies de barro que, irracionalmente, defienden a capa y espada, sin importarle un ardite que defraude, estafe y se ría en la cara de todo bicho viviente, sin la más mínima vergüenza y el menor disimulo. Pero, como es lógico, todo lo que expongo arriba está dentro de lo que uno se espera; lo que me preocupa es que verdaderos aficionados, no sé si porque ya están hartos y cansados de denunciar desde hace tiempo este delirante montaje, o porque no les gusta que les llamen cainitas, están obviando el hacer patente su opinión ante un nuevo atropello a la fiesta, otro más de los protagonizados por el gran figurón de época desde que puso pie en tierras americanas. Espero que, cuando esos escándalos se produzcan en sitios más cercanos e, incluso, cuando alguno se sienta timado y engañado por haber tenido que ser testigo de algún hecho similar rascándose el bolsillo, cuando el circo de este caradura, propenso a la adopción de poses de ecce homo, vuelva a las plazas españolas, nadie diga que no se imaginaba que el cachondeo iba a tomar tamañas proporciones. Yo que, aún bastante harto ya de toda esta pamema, no me canso, me niego a quedarme callado y me importa cada vez más un huevo que me llamen lo que quieran; tengo la intención, por el momento, de seguir diciendo lo que pienso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y haces muy bien Beti. Pero, a veces, al ver y leer a tantísimo iletrado erre que erre, te desanimas y pasas de llevar malos ratos y subidas de tensión...algunas veces, producidas por el "vino y el aceite". Mucho aceite.

Anónimo dijo...

Beti, estoy con el amigo Álvaro, y seguiremos en la "ruta" pero sin emtrar a las "muletitas retrasás" y SI planteando lo que cada uno piensa sobre lo que en cada momento suceda, porque lo que quieren algunos taurinos y taurineadores es que detraigamos parte de "vigor" en milonguitas y hay que ir al grano y denunciar lo denunciable y apoyar lo que merece la pena
Un abrazo
Pgmacias

Anónimo dijo...

Efectivamente, Miguel, llama la atención leer los indignados comentarios de aficionados mexicanos en sitios como Opinión y Toros, mientras los medios profesionales intentan quitarle hierro al tema a través de echarle la culpa a todo menos al torero, y de atribuir resultados deficientes pero dignos a algo que, al parecer, fue una estafa en toda la regla.

Eso los que se refieren al tema, porque otros pasan olímpicamente y se dedican a hablar del tiempo y la salud hasta que llegue el momento de volver a adular.

Malos tiempos se avecinan, querido amigo. Qué digo se avecinan, vivimos.
Un abrazo

BETIALAI dijo...

Malos tiempos, sí. Pero hay que ser optimista y, a veces, no ver la botella tan vacía. Creo que desde, precisamente, la reaparición de El Mesías se van aclarando muchas posiciones y si, como era previsible, su vuelta ha sido un puro montaje que para nada va a beneficiar a la fiesta, sí se está produciendo un hecho relevante y que, a la corta, va a tener una influencia positiva. Cuando emprendes una lucha por algo, al principio, te encuentras con una serie de gente que aparentemente está contigo y con la que crees que vas a llegar hasta el final, o hasta dónde sea, luchando codo con codo. A la vista está que cuando se produce un montaje, un fenómeno mediático, como el que se ha producido con el de Galapagar cada uno reacciona como lo que es y muchos que parecían estar en esa “ruta” que defiende Pedro se van apeando, cambiando de lugar, buscando sin querer salir del todo del autobús, porque permanecer en el mismo les da marchamo de aficionados serios y cabales, una posición, unos asientos más cómodos. Sin embargo, ahora empleando términos más taurinos y menos relacionados con vehículos de transporte, acaban cantando la gallina y buscando su querencia, como todos los mansos. Bueno es saber, en tiempos de confusión, quienes son los que desde siempre mantienen una posición, como Álvaro, Pedro, Marcelo, y algunos pocos más, que no ha variado en lo más mínimo y que sigue y, espero, seguirá siendo la misma ocurra lo que ocurra, reaparezca quien reaparezca o caiga quien caiga. Es muy fácil en momentos en que todo está cada vez más liado, más podrido y corrupto, el lanzar asertos, proclamas, discursos, despotricando contra todo lo habido y por haber, y crearse una imagen de aficionado cabal, para luego peder los papeles y lo que no son los papeles, cuando alguien, simplemente, denuncia alguna tropelía de tu idolillo. Cada vez, en ese sentido, la cosa está más clara afortunadamente y pienso que no es ya tan difícil de separar el trigo de la paja. Con el trigo tendremos que seguir hasta dónde podamos. La paja para los burros.