lunes, 12 de mayo de 2008

ZORIONAK ETA MILA ESKER (Felicidades y gracias)

Rayando el sobresaliente, pero sobrepasando con creces el notable, se puede calificar el resultado final de lo vivido hoy en Eíbar en la corrida que servía como homenaje en su XIV edición al pintor Ignacio Zuloaga. Cierto que para alcanzar la máxima calificación es posible que faltaran algunas cosa y que sobraran otras, pero no menos cierto que si de lo que se trataba era de demostrar la valentía y el compromiso para con la fiesta de una Comisión Taurina que, de forma altruista y sin regatear esfuerzos, apostaba por dar un espectáculo donde primaba dar la cara por la integridad y la decencia, la dignidad en una palabra, de lo que debe ser esa fiesta y ese espectáculo incomparable lo han cumplido y con creces. Faltó el que la meteorología no fuese franca y bonancible la víspera y el mismo día de la corrida y que la venta de localidades, que en principio hacía presagiar una mayor afluencia de público, se viese frenada por este motivo. Faltó la respuesta de muchos aficionados de pacotilla que, hablando por boca de ganso, dicen apoyar estas iniciativas y, a lo hora de la verdad, no son capaces de acercarse a dar el callo y su respaldo a quienes arriesgan tiempo y trabajo para dar lo que se les pide. Sobró el conformismo de una máxima figura del toreo ecuestre que vino a hacer una especie de entrenamiento bien remunerado, por cierto, y las dudas y dubitaciones de una gloria viva de la tauromaquia de estas últimas tres décadas que, también, vino a cubrir el expediente aunque, por desgracia, ésto último ya no parece extrañar a nadie y viene a ser una constante en muchas de sus actuaciones.

Tres cuartos de plaza, a pesar de la mala pasada del tiempo, y seis toros de Fidel San Román impecablemente presentados, tanto los reglamentariamente desmochados para rejones como los que salieron en puntas, sin la más mínima sospecha de retoque, para lidia ordinaria. Cierto que cómodos de cabeza por abrochaditos, pero dignos, dignísimos, para lo que se acostumbra a ver en una plaza de tercera. Bajitos de casta todos, mansearon y cantaron la gallina en mayor o menor medida, terminando los seis buscando el refugio de las tablas e, incluso, algunos descaradamente los terrenos de chiqueros. De los lidiados a pie, el primero desarrolló sentido y se fue al bulto por el pitón derecho desde el comienzo de la faena de muleta. El segundo se dejó, no tuvo mal son y metió la cabeza con docilidad cuando su matador lo llevó toreado. El tercero, con marcada tendencia a la querencia, hizo de su capa un sayo porque nadie se molestó en intentar someterlo en otros terrenos que no fuesen los que él impuso desde principio de faena y el cuarto también anduvo a su aire por los mismos motivos. Fatalmente picados, como siempre, todos empujaron en su encuentro con las plazas montadas aunque, éso si, únicamente por un solo pitón. Ninguno se cayó, a pesar de la falta de dosificación de los piqueros, aunque posiblemente acusaron el exceso de castigo rajándose y buscando los terrenos de adentro.

Hermoso de Mendoza cortó una oreja a su segundo cuando, curiosamente, su labor más correcta la hizo con el que abrió plaza. Lejos de otras actuaciones que le han valido el reconocimiento de los aficionados el estellés estuvo impreciso y no tuvo su tarde, o no la quiso tener porque con peores toros le hemos visto bastante más lucido a como ha estado hoy en el coso de la villa armera. Luis Francisco Esplá tiró de oficio en su primero, un toro que se le coló de forma espeluznante por el pitón derecho al inicio de faena, y estuvo aseado. En su segundo no se complicó la vida y permitió que fuese el Villamarta quien decidiese los terrenos en los que se iba a desarrollar la lidia. Cierto que el Guardiola tuvo claro desde el principio su querencia, pero también es verdad que el veterano maestro alicantino tampoco se preocupó demasiado en llevarle la contraria. Muy mal matando su actuación hizo que el público eibarrés guardase un respetuoso silencio una vez que se arrastraron los dos de su lote. Iván Fandiño entendió bien a su primero y, en su lidia, se vivieron los mejores momentos de la tarde. Firme el de Orduña dejó la muleta en la cara del burel para comenzar con unas series que, si bien, pecaron de no ser rematadas atrás tuvieron la virtud de ser bien engendradas en su colocación y en su distancia. Más confiado a medida que llegaba el final de faena algunos pases si que tuvieron algo más de largura y fueron rematados detrás de la cadera. Mató arriba y haciendo bien la suerte y cortó una oreja a ley. En el que cerró plaza, sin embargo, realizó una labor mucho más efectista, a favor de obra y cara a la galería, sin llegar a someter a su oponente y sin la solvencia que había acreditado en el toro anterior. Estocada en los bajos y oreja pueblerina que, en cualquier caso, terminó por consagrarle como el triunfador de la tarde.

En resumen, una corrida de toros que, independientemente de su resultado artístico, lo fue porque lo que holló el albero de la plaza de toros e Eíbar fueron, precisamente, toros que sin tener un comportamiento bravo sí que tuvieron sus dificultades y éso que hace que quien asiste al espectáculo esté pendiente de lo que acontece en el ruedo porque "algo" indica que no todo es previsible y que en cualquier momento pueden suceder cosas que no estamos acostumbrados a ver en las corridas donde aparecen los toros comerciales para el lucimiento de las figuritas de mazapán que suelen lidiarlos. ¿Quizá es el reencontrarse con algo tan poco inusual últimamente como la emoción que conlleva el riesgo?. Tal vez; por ello reiterar nuestra felicitación a La Comisión Taurina de Eíbar por habernos dado la oportunidad de haber podido presenciar un espectáculo en el que su protagonista ha sido el toro íntegro y ofrecerles nuestro incondicional apoyo en el futuro para que sigan luchando como lo están haciendo por devolverle a la fiesta la dignidad que hoy ha estado presente en todo momento en este XIV homenaje a Ignacio Zuloaga. Zorionak eta mila esker, Eneko.

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