lunes, 14 de abril de 2008

1931 - 2008

Hace 77 años que el pueblo español, después de dar en las urnas el triunfo a aquellos partidos que claramente se habían posicionado como anti monárquicos, muchos de los cuales se integrarían más tarde en el llamado Frente Popular, y tras la insostenible situación que vivía el país, harto ya de una monarquía cara, inoperante en muchas ocasiones que requerían la fortaleza y el respaldo del Estado, ingerente en otras que para nada beneficiaban a los más necesitados, caprichosa y arbitraria siempre, vio como se proclamaba la segunda República. Una República que desde el primer momento fue ferozmente atacada, y a la que se trató de ahogar, desde la derecha ultramontana, que unió sus fuerzas a las de una Iglesia católica, todavía con añoranzas de tiempos de la inquisición, y a unos militares compinchados con las facciones más conservadoras y reaccionarias, que temieron perder sus seculares e injustos privilegios.



La sublevación de unos soldados sediciosos y traidores, cuya figura más significativa fue el criminal de guerra Francisco Franco y tres años de guerra civil, arrebataron a ese pueblo lo que legítimamente había elegido con sus votos, para durante 40 años someterlo bajo la bota de una tiránica y, muchas veces, sangrienta dictadura que dejó como herencia la restauración monárquica en la persona de un miembro de aquella misma dinastía repudiada en las urnas por los españoles en abril de 1931. Tras una transición hacia la democracia que aconsejaba el consenso, sin entrar demasiado a fondo en el modelo de Estado que debía regir los destinos de España, tres décadas después de poder ejercer, nuevamente, el derecho al voto en libertad, somos cada vez más, aunque no lo parezca, los que pensamos que es un deber de justicia histórica reabrir el debate. No tanto por quitarse de encima el estigma de una institución, tan onerosa, como obsoleta, en una sociedad progresista del siglo XXI, sino por dar al ciudadano la posibilidad de poder optar por un modelo impuesto por un dictador asesino, en el que la figura del Jefe del Estado jamás podrá ser elegida por el pueblo, o un modelo en el que cada cuatro años, precisamente el pueblo, que no olvidemos es el auténticamente soberano, pueda decidir quien quiere que sea la persona que le represente.

Un 14 de abril más, ¡Viva la República!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que VIVA, aunque por desgracia, me parece que lo que pides no es más que un sueño que vamos a tener que pasar mucho para volver a ver.

Manon ha puesto una foto cojonuda en su blog, te lo digo por si no la has visto.

Un saludo