Ya habíamos escrito en La Coctelera sobre el crítico mallorquín Guillermo Sureda, y en sendos posts, Lo mismito que ahora y Premoniciones, habíamos dejado algunas citas de su libro Tauromagia, publicado en 1977, que, como mínimo, creo debían hacer pensar al buen aficionado los derroteros que ha ido y sigue tomando la fiesta a pesar de las paparruchadas que nos toca escuchar y leer actualmente a los que, desde los intereses de los taurinos, tratan de hacer comulgar con ruedas de molino a la gente de buena fe y nos cuentan que este maravilloso espectáculo goza de buena salud, que hoy se torea mejor que nunca y otra serie de chuflas parecidas, que, evidentemente, sirven para hacer el caldo gordo a los que manejan los hilos de un negocio que, paulatinamente, va convirtiéndose más en circo y se aleja a pasos agigantados de lo que fue y debería ser su esencia. Así, en la página 49 del libro en su edición Austral de Espasa-Calpe, podemos leer:
Una vez le pregunté a Antonio Bienvenida qué concepto tenía del temple. Y me contesto textualmente esto: "Templar es la capacidad que tienen algunos, pocos toreros, para frenar, digámoslo así, la embestida del toro, algo inefable, pero existente. Fíjate si esto es así, que cuando íbamos los hermanos a hacer algún tentadero de esos en los que no hay invitados, nos entreteníamos en cronometrar los pases que dábamos a las becerras para ver si el siguiente lo podíamos dar con más lentitud. Era un ejercicio muy divertido y positivo, Se trataba, se trata, claro está, de torear lo más lentamente posible; quiero decir, sin que el toro te roce la muleta o el capote. Templar es eso."
Qué alejados estamos, efectivamente, de estos principios que nos expone, con la sencillez y la naturalidad que le caracterizó como torero, el maestro Antonio Mejías Jiménez, en una época en la que se nos quiere hacer creer que el paradigma del toreo, El Mesías Redentor que viene a salvar la fiesta, el no va más del arte, el mejor torero que dicen haber visto en su vida muchos de sus fanáticos echadores de incienso, lejos de realizar en los ruedos tras su Sacrosanto Advenimiento lo que había hecho en los años 97, 98 y 99 del siglo pasado, que propició el entusiasmo, la ilusión, y la esperanza de la afición cabal, ha vuelto -ante el delirio de sus recalcitrantes partidarios, los ignorantes engañados por desvergonzados profesionales al servicio de los fines de los taurinos, y la connivencia de los exégetas de la trampa y la impostura- para obsequiar al público que, eso sí, ha llenado las plazas, con un recital de los más variados, y a veces pintorescos, trapazos enganchados, sucios mantanzos carentes del más mínimo temple, además y para colmo, ante indecentes carretones imbéciles y los más impresentables chotos desmochados. Vivir para ver, ver para creer.
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Hace 1 día
13 comentarios:
A parte del escelente escrito ¿que tal ha templado usted maestro, ante ese pequeño comtratiempo de salud? Espero que haya salido por la puerta grande.
Un abrazo
Un poco dolorido y molesto todavía, como estaba previsto. Pero bebido el mal trago de rigor, aquí andamos a la expectativa y con la intención de seguir dando guerra. Muchas gracias, señor Hernández, por sus piadosas plegarias que, supongo, algo habrán tenido que ver a la hora de pasar el trance y por la promesa realizada, ya me he enterado, de subir descalzo a la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe en Jaizkibel si todo finaliza satisfactoriamente.
Un abrazo.
Miguel que te ha pasado?, no sabía nada de que hubieras tenido algún problemilla de salud.
Un abrazo
Pgmacias
Tranqui, Pedro, que no ha sido nada. Yo, que soy un quejica y enseguida empiezo a alucinar. Ya ves, preocupando a los amigos que hasta hacen promesas porque no me falte la salud. No os preocupeis que pienso seguir dando guerra a vendidos, impostores, sinvergúenzas, y otros especímenes similares del taurineo militante, durante mucho tiempo.
Un abrazo.
Sea lo que sea, que te mejores. A ver si es posible que pueda saludarte en Zaragoza este fin de semana. Un abrazo.
Gracias, Martín, por tu interés y más, todavía, por aquello que dicen de que los duelos con pan son menos. Tu vuelta a la actividad en la blogosferera me ha dado una enorme alegría.
Un abrazo.
Beti ya me da pena, el tema de la anestesia ha sido más grave que la propia herida. Siento tener que comunicarte que lo de la promesa, va ha ser que no, que es fruto del cloroformo amigo. Ahora eso si, lo que te prometo es que nos vamos ha beber un buen vino, o una buena botella de sidra, con unas buenas viandas en cuanto te repongas. Pero insisto, lo de la virgen va ha ser que no.
Un abrazo
Ya te digo, si es que hoy en día en los quirófanos son capaces de meterte cualquier cosa. A mí, un poco, sí que me extrañaba lo de Guadalupe, pero...
Un abrazo.
Yo espero que todo haya sido para bien y estés de lujo amigo.
Aurrera!
Beti no tenía ni la más remota idea de tu problemilla, problema o el calibre que tenga y lo único que deseo es que esté usted totalmente reestablecido.
Un saludo y mucha salud
¡Vaya amigos, coño! Que me tenga que enterar por la prensa que mi amigo Beti ha debido someterse a una operación me parecer realmente inaceptable. En todo caso espero que no haya sido nada, que estés enteramente recuperado, que sigas en la pelea como siempre y que nos podamos ver en Madrid por San Isidro, aunque sea un día.
Un abrazote y a ponerse bien cuanto antes.
Marcelo
¡Bueeeeeeno!, la polvareda que ha levantado el comentario de Toni, hay que ver. Gracias, Álvaro, Javier, Pepe y Marcelo. No ha sido nada; me han tenido que extirpar un Epulis (pequeño tumorcillo) de la encía, que afortunadamente tiene toda la pinta de ser benigno, aunque para confirmarlo habrá que esperar a los resultados de la biopsia. Mucho ruido y pocas nueces, espero, por lo que para desgracia y desolación de mis detractores van a tener que seguir soportándome alguna temporadilla más.
Tocando madera, éso si, y más tratándose del comentario 12+1, un fuerte abrazo para todos.
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