César Jalón “Clarito”, nació en Nalda (La Rioja) en 1889 y falleció en Madrid en 1985. Iniciado en la crítica taurina en la publicación Te Kon Leche, vivió muy cerca la rivalidad de José y Juan en la segunda década del siglo pasado, haciéndose cargo, hasta 1936, de las páginas taurinas del diario madrileño El Liberal, uno de los más amplia tirada entre los rotativos de la capital. Terminada la guerra civil fue titular de la información taurina, hasta su jubilación, en Informaciones y colaboró a lo largo de su vida en las más importantes publicaciones que centraron su actividad en el mundo de los toros. Publicó su primer libro, Grandezas y miserias del toreo, en 1933 y como colofón de su carrera nos dejó Memorias de Clarito, editado en 1972. Fue durante muchos años una pieza clave en la puesta en marcha de la tradicional Corrida de la Prensa, cuando ésta la organizaban los informadores taurinos, fuera de la feria de San Isidro, ateniéndose a criterios de méritos contraidos por matadores y ganaderos e interés del público, y no los propios taurinos en sus despachos, como ocurre actualmente. Como dato curioso añadir que fue Ministro de Comunicaciones en el gobierno republicano de Lerroux durante los años 1934 y 1935, habiendo militado en el partido Radical hasta que por, causas obvias, éste fue proscrito –como todos los demás- por el nuevo gobierno fascista.
Manejó en sus escritos una riquísima prosa, tal vez demasiado barroca si la analizamos ahora, cuando el paso del tiempo nos ha dejado una pléyade, salvo excepciones, de escritores taurinos mediocres en el mejor de los casos, y fue testigo de la evolución de la fiesta a lo largo del siglo pasado, denunciando con la claridad que acostumbraba, y haciendo honor a su seudónimo, las desviaciones que en ella se iban produciendo, el amaneramiento del toreo que terminaría derivando en el pegapasismo de la trampa y la jujana que hoy vivimos , y el progresivo descastamiento de la cabaña brava hasta llegar al sucedáneo de toro que sale por las puertas de chiqueros, actualmente, en la gran mayor parte de los cosos. La cita que hoy traigo al blog se remonta nada menos que a los años treinta y en ella, César Jalón, se muestra ya preocupado y disconforme por los derroteros que comenzaba a tomar el toreo de capa:
Manejó en sus escritos una riquísima prosa, tal vez demasiado barroca si la analizamos ahora, cuando el paso del tiempo nos ha dejado una pléyade, salvo excepciones, de escritores taurinos mediocres en el mejor de los casos, y fue testigo de la evolución de la fiesta a lo largo del siglo pasado, denunciando con la claridad que acostumbraba, y haciendo honor a su seudónimo, las desviaciones que en ella se iban produciendo, el amaneramiento del toreo que terminaría derivando en el pegapasismo de la trampa y la jujana que hoy vivimos , y el progresivo descastamiento de la cabaña brava hasta llegar al sucedáneo de toro que sale por las puertas de chiqueros, actualmente, en la gran mayor parte de los cosos. La cita que hoy traigo al blog se remonta nada menos que a los años treinta y en ella, César Jalón, se muestra ya preocupado y disconforme por los derroteros que comenzaba a tomar el toreo de capa:
"Los públicos papanatescos de la posfiesta sabrán poco o nada de la gloria torera del capote, de esa gracia de recibir al toro –recién saltado al ruedo, todo ímpetu y fiereza-, coserlo a la tela de la capa y, conjugando la marcha cadenciosa de los brazos y el quiebro de la cintura, llevarlo y traerlo al ala de color. Poco o nada sabrán los achicuelinados espectadores de la tauromaturgia del capote que merced al precepto belmontino suaviza –templa- al toro la aspereza de sus primeras embestidas y consigue –dije una vez del capote de Márquez- que entre huracán y salga brisa, entre león y salga cordero, entre loco y salga cuerdo."
¿Qué escribiría al respecto, hoy en día, el gran crítico riojano?. ¡Cualquiera sabe!. Lo mismo desde hace ya unos cuantos años había dejado arrumbada la crítica taurina y se dedicaba a realizar reseñas de petanca.
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