viernes, 11 de abril de 2008

TAURINOS

Es curioso, la alusión de Lupimón a Antonio Díaz-Cañabate, además de para publicar un post en días pasados, ha servido para que me acordase de la figura de este, entre otras cosas, escritor y crítico taurino al que, sin tener ni mucho menos olvidado, hacía mucho tiempo que no releía. Al azar, y para comenzar ese reencuentro con este autor, seleccioné Historia de una tertulia, un libro en el que Cañabate de una forma vivaz y terriblemente amena nos narra toda una serie de anécdotas surgidas a principios de los cuarenta en esa tertulia que en torno a José María de Cossío comenzó a cobrar vida, primero en el Aquarium, para pasar posteriormente al Kutz y establecerse definitivamente en el Lyon D’Or, tres cafés madrileños ya desaparecidos. Por allí y según la retahíla de variados especimenes que nos enumera Don Antonio pasaron, sin orden de preferencia, ni prelación alguna: literatos, poetas, eruditos, historiadores, pintores, escultores, profesores, vagos, señoritos, editores, extranjeros, señoras, señoritas, médicos, abogados, ingenieros, políticos, ministros, subsecretarios, directores generales, cineastas, críticos de diversas especialidades y, como no podía ser de otra manera dadas sus aficiones y las de Cossío, ganaderos, toreros y taurinos en general, de toda clase y condición.

El termino taurino, es evidente que existe hace muchísimo tiempo y el Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E. lo registra de la siguiente forma:

taurino, na. (Del lat. taurinus) adj. Perteneciente o relativo al toro o a las corridas de toros. 2. Aficionado a los toros. U.t.c.s.

Pero, no debía estar “El Caña” muy conforme con estas parcas definiciones recogidas por la Real Academia Española de la Lengua, cuando en el prólogo, y más concretamente en la página 24 del libro que arriba mencionamos y en su edición Austral de Espasa-Calpe, da una versión bastante más amplia y exacta de lo que abarca esta palabra y escribe textualmente:
"el taurino es un hombre que vive alrededor de los toreros, prestándoles servicios accesorios, que apaña sus comisiones, que actúa de corifeo y que pontifica en las discusiones, arrimando el ascua a su sardina."
Han cambiado muchas cosas desde entonces, entre otras y para bien que la mujer, antaño relegada en esos ambientes, se ha hecho un hueco en ellos como en tantos otros órdenes de la vida, con lo que ahora se podría hablar con toda propiedad de que en el entorno que nos describe el extraordinario escritor costumbrista madrileño existen y conviven con total naturalidad taurinos y taurinas en la acepción que tan graciosamente nos amplía. Y ya se sabe, porque ésto tampoco es de hoy sino algo que ha venido ocurriendo toda la vida, que los taurinos, y más modernamente las taurinas, taurinean.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahí le has "dao"